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Reflexiones sobre la marcha (posgrado UNTREF, 2021)

El 21 de octubre de 2021, invitada por Martín Becerra, presenté mi proyecto de investigación al alumnado del curso de posgrado “TIC: Internet, políticas y sociedad” dictado a distancia por la Universidad Nacional de Tres de Febrero en Argentina.

Comparto a continuación la versión preliminar de mi presentación y las preguntas que recibí.

La presentación

Muy buenas noches. Martín me pidió que me preparara para presentarles brevemente los objetivos, la metodología y la potencial importancia del proyecto de investigación en el que estoy trabajando. Espero que esta presentación en cuatro partes les genere preguntas y comentarios para que a continuación podamos conversar.

Parte 1: proyecto y objetivos

El título del proyecto es “Mujeres y micro-tecnopolíticas de la participación”, y el subtítulo es “Prácticas comunicacionales cotidianas, ciudadanía digital y democracia en Argentina”. ‘Mujeres’ se refiere a toda persona que se identifique como mujer, y quien se considere incluidx en esa caracterización es bienvenidx como potencial participante en encuestas, entrevistas, etcétera.

Se trata de una investigación a tres años que empecé en diciembre de 2020, financiada mediante una acción Marie Sklodowska-Curie del programa Horizonte 2020 de la Comisión Europea. La beca la administra mi empleador, la Universidad de Jönköping en Suecia, y Martín, en su calidad de profesor de la Universidad de Quilmes y co-director del Programa de Investigación ICEP, es mi mentor y supervisor en Argentina. El suyo es un rol tramposo, porque la Comisión Europea reconoce a la Universidad de Quilmes como social del proyecto pero no permite pagarle honorarios a Martín, así que su labor es voluntaria.

El proyecto se enfoca en el caso -en la situación- de las mujeres en Argentina desde una perspectiva cualitativa pero atenta al contexto socioeconómico en general y a la economía política de la comunicación en particular.

El propósito es identificar y analizar las prácticas comunicacionales cotidianas que las mujeres movilizan en Argentina en pos de justicia de género en tiempos de ciudadanía digital y pandemia: en qué consisten esas prácticas comunicacionales cotidianas, cómo se despliegan en los espacios en los que acontece la vida diaria y durante los tiempos en que no se están llevando a cabo movilizaciones colectivas, qué obstáculos enfrentan, y de qué maneras contribuyen a la resolución democrática de los reclamos que expresan.

Parte 2: metodología

El diseño del proyecto es multi-método, con la intensión de capturar diversidad dentro de la complejidad. En su versión original (con la que me presenté a la beca), este diseño incluía cuatro pasos metodológicos sucesivos:  

1. una cibernografía de la movilización de las mujeres en redes sociales a partir del  trabajo que está realizando el laboratorio Signa_Lab en México;

2. una encuesta cualitativa en línea;

3. entrevistas semi-estructuradas cara a cara, combinadas con cartografías de las ecologías comunicacionales y bitácoras o diarios de las prácticas comunicacionales de algunas de las entrevistadas; y

4. grupos de discusión focales.

La encuesta la pude llevar adelante con éxito entre junio y agosto de 2021, y las entrevistas las empecé a hacer en septiembre.

Parte 3: impacto de la pandemia en varios frentes

La pandemia tuvo impacto en cuatro dimensiones de distinto orden:

1. el diseño metodológico del proyecto;

2. la situación de las mujeres en Argentina;

3. mi modo de entender la ambición académica en el tránsito del diseño a la implementación del proyecto; y

4. la digitalización acelerada y forzosa de múltiples aspectos de la vida cotidiana y la gestión de lo social.

En lo que respecta al diseño metodológico, la pandemia me impidió empezar por la cibernografía, que requiere que viaje a México para entrenarme en Signa_Lab. Como durante varios meses fue imposible viajar de manera razonablemente segura, empecé por la encuesta cualitativa desde Suecia (donde vivo y trabajo habitualmente). Lo interesante de esta modificación obligada es que el análisis de las respuestas a la encuesta me llevó a preguntarme si, en vez de la cibernografía, no haría falta una encuesta estadísticamente representativa sobre los usos que hacen las mujeres de la telefonía móvil y las redes sociales, cuánto les cuesta solventar la telefonía móvil, y otras preguntas relacionadas.

La situación de las mujeres argentinas se agravó muchísimo en varios sentidos, y eso implica que mi responsabilidad ética, que ya era grande de movida, es ahora mucho mayor. De ningún modo puedo hacerles perder el tiempo con mi trabajo de campo a estas mujeres, a las que no solo les falta el tiempo sino también soporte económico, reconocimiento material y simbólico por las tareas de cuidado que realizan, y la posibilidad de vivir vidas libres de violencia.

En lo que respecta a mi modo de entender la ambición académica, el diseño del proyecto con el que gané la beca es muy ambicioso, en parte porque esta premia la ambición y mi primer objetivo era ganarla. Pero la pandemia me obligó a bajar la velocidad -todo encuentro con participantes debo organizarlo y llevarlo adelante con extremo cuidado- y eso me ayudó a reconocer que mis planes respecto de mis entrevistadas eran sumamente extractivos: les iba  a pedir esto, lo otro y lo de más allá (entrevistas, revisar las cartografías, completar los diarios), y eso hubiera violado mi obligación de cuidar, de no dañar, en tanto la encuesta cualitativa que hice indica claramente que a todas las mujeres, excepto a las jubiladas, les falta tiempo para lo que deben, necesitan y quieren hacer.

Si pensamos esto que les planteo desde la perspectiva de este curso de posgrado que nos ha reunido hoy, se traduce en lo siguiente: la atención de estas mujeres, tan fragmentada como producto de los muchos problemas que enfrentan y de la dispersión y proliferación de medios de comunicación digitales con la que lidian, es un objeto precioso que como investigadora me tengo que tomar muy en serio.

La digitalización de casi todo afectó por supuesto a ciertas formas de comunicación que se volvieron temporariamente inviables (como el cara a cara interpersonal o grupal y la multitud callejera), causó interferencia en modos preexistentes de organizar las vidas cotidianas, demandó tipos o niveles de conectividad que en muchos casos no estaba al alcance de la mano, y puso de relieve inequidades digitales. Néstor García Canclini se había referido en su momento a ‘desigualdades, diferencias y desconexiones’, y en la Argentina pandémica podríamos hablar de ‘desigualdades, diferencias y conexiones mejores o peores’.

Parte 4: ¿importancia de la investigación?

Esa importancia es por el momento potencial, y habrá que ver si esa potencialidad se actualiza, dependiendo de varios factores. Por un lado espero que la investigación contribuya a puntualizar la importancia concreta y político-cultural de las diversas combinaciones de prácticas comunicacionales que las mujeres en Argentina utilizan en sus vidas diarias a nivel individual, interpersonal, intergrupal y en redes más amplias (acá pienso en Nancy Fraser y su idea de ‘escalas de justicia’). Por otra parte, espero que la investigación contribuya a refinar y aumentar la capacidad tecnopolítica de estas mujeres para generar escucha -y acá defino a la escucha como la resolución efectiva de sus demandas por parte de los poderes públicos de gobierno, las corporaciones digitales y noticiosas, y otros poderes relevantes.

Las preguntas

  • Ante el incremento de los casos de violencia de género, y dada la multiplicidad de canales, ¿se incrementan las voces que reclaman el fin de esas violencias?

Si las voces se incrementan o no (si aumentan en cantidad, intensidad, frecuencia) no es una cuestión que las metodologías implementadas hasta ahora me permita capturar. Un artículo muy reciente de Gabriela Sued et al apunta a capturar la magnitud de las voces en redes sociales (ver https://journals.sagepub.com/doi/full/10.1177/1329878X211067571)

  • ¿Cuál fue el universo de la encuesta? ¿Participaron mujeres que tienen activismo político?

La invitación a completar la encuesta fue abierta, y por ende incluyó a mujeres que se autodefinen como activistas o militantes por sus derechos en todo o en parte, y a mujeres que no se reconocen como tales.

  • La falta de tiempo a la que te referís, según surgió en las encuestas: ¿es subjetiva o práctica?

Es práctica, y un problema serio que algunas de las encuestadas buscan contrarrestar a fuerza de resistir la presión que implica subjetivamente. Viene a colación acá un libro excelente de Judy Wacjman, “Pressed for time”.