Skip to main content

Machismos, activismo cotidiano y cambio social

By 6 agosto, 2021agosto 20th, 2021Blog, Portada-ESP




En 1992, hace ya casi treinta años, mientras conversaba con una entrevistada, a la investigadora norteamericana Jane Mansbridge le llamó la atención que su interlocutora usara la expresión ‘machista’ para referirse a un varón que la tenía harta. A partir de entonces les empezó a preguntar a todas sus entrevistadas -unas cincuenta mujeres, en su mayoría de bajos ingresos y sin estudios universitarios- si alguna vez le habían dicho machista a alguien. La pregunta dio lugar a muchas anécdotas. A fin de darle dimensión estadística a su hallazgo cualitativo, en 1992 y 1993 Mansbridge también incorporó la pregunta a una encuesta realizada entre la población de Chicago: “¿Alguna vez te referiste a alguien como machista, ya sea directamente o al describirle esa persona a un tercero?” En ambas oportunidades el 63% de las encuestadas -incluso aquellas que no se identificaban como feministas o que se declararon conservadoras- reportaron haber usado la expresión.

Según Mansbridge y su colega Katherine Flaster, la adopción de la expresión por parte de esas mujeres y su uso en las micro-negociaciones entabladas en el día a día con esposos, novios o jefes constituyen tanto un ejemplo de activismo cotidiano como un indicador significativo de un cambio social en curso en la Chicago de entonces. Hartas de machismos, las mujeres le estaban dando pelea.

¿Y qué tiene que ver esto con la Argentina del siglo veintiuno? En 2016, luego de una visita oficial, la entonces Relatora Especial de la Organización de Naciones Unidas sobre Violencia contra la Mujer, la jurista y experta en derechos humanos de nacionalidad croata Dubravka Simonovic, instó al Estado a intensificar sus esfuerzos para erradicar la “cultura del machismo” existente en el país. Dos casos de exposición a esa cultura del machismo que cobraron visibilidad mediática y motivaron repudios y debate en los días previos a la escritura de este texto son el de la nadadora olímpica Delfina Pignatiello y el de la actriz Florencia Peña.      

El proyecto “Mujeres y micro-tecnopolíticas de la participación: prácticas comunicacionales cotidianas, ciudadanía digital y democracia en Argentina”, financiado por el programa de investigación e innovación Horizon 2020 de la Unión Europea mediante la Acción Marie Sklodowska-Curie grant No. 897318 para el período 2020-2023, investiga las prácticas comunicacionales cotidianas que las mujeres argentinas movilizan en pos de justicia de género en tiempos de ciudadanía digital. ¿En qué consisten esas prácticas? ¿De qué maneras se despliegan en la vida diaria más allá de las movilizaciones colectivas? ¿De qué formas contribuyen a la resolución democrática de los reclamos que expresan? ¿Qué obstáculos enfrentan? ¿Cómo las ha afectado la pandemia de COVID-19?

La expresión activismo cotidiano es una de las ‘palabras clave’ de mi investigación. O, dicho de otro modo, es una entre otras lentes conceptuales a partir de las cuales me iré enfocando en los datos empíricos a analizar. Sobre la base de una estrategia desarrollada por Raymond Williams en la década del setenta y aplicada a los estudios de comunicación y medios por Paul Jones y David Holmes en 2011, mi intención no es definir al activismo cotidiano a la manera de un diccionario o glosario,  sino ir registrando los modos en que se lo ha entendido y se lo pone en práctica desde diversas perspectivas -académicas, políticas y sentidos comunes diversos. Preguntarme por el activismo cotidiano me sirve como punto de entrada para proponer un diálogo sobre el rol que juegan la comunicación y los medios en los esfuerzos que las mujeres argentinas hacen día a día por construir un mundo justo, equitativo y libre de violencias. Si querés conversar, te invito a contactarme.  

ilustración de @fernandez.lauri